lunes, 13 de junio de 2016

when was the last time I wasn't in a hurry?

Si supiera contar, quizá podría sacar la cuenta real de cuánto tiempo llevo en esta tierra. Pero a) me da paja b) no sé sumar. Mis habilidades matemáticas se han visto cada vez más atrofiadas y ahora, cada vez que tengo que leer un texto de economía, a mi mente censura cada uno de los números. ¿Qué tienen que ver los números con el hecho de que estoy tratando de hacerme explicar? Tratando. En verdad, no lo estoy haciendo. Me gustaría pensar que mi existencia en el mundo tiene algo de memorable. Lamentablemente, soy consecuencia de un acto que no se pensó como tal; un hecho que no fue realidad hasta que salí de la vagina de mi mamá. Porque sí. En un conteo aproximado (y probablemente errado), llevo un total de 24 años, 9 meses, 15 días y 2 horas y media respirando oxigeno. Y estoy cansada de solo hacerlo.

martes, 12 de abril de 2016

the sound of silence.

En las últimas dos semanas he tenido más de 10 veces al día ganas de meter mi cabeza en un balde con agua. Porque gritar y gritar sin escuchar que lo hago es la única necesidad física, a parte de comer y dormir, que tengo en estos momentos. Porque tengo una rabia que me carcome desde la parte baja del estómago, sube por el esófago y llega a mi cabeza como una bomba de mierda acumulada. No sé por qué esta generación está determinada por los niveles de enfermedades mentales que tengamos en el cuerpo. Pero así somos. Y ahora estoy acá, entre tres paredes (porque el closet es tan grande que es su propia muralla) entre un llanto intermitente y la tranquilidad de que después de que se acaba todo pasa. La tranca de mi generación es que nos vendieron erotismos de segunda mano. Vivir así es como pasar todo el tiempo encerrada con un dragón, un demonio y un elfo chillón que demandan tu capacidad de sentir terror, la sanidad de tu mente, el temple de tu ánimo. La vida que se te escapa pero no está destinada a terminar así. Finalmente, cuando encuentras en el piso la llave que te libera de tu cautiverio corres hacia la puerta, dejando todo atrás, te detienes frente a ella y respiras. La llave siempre estuvo en la chapa, lo que tienes en la mano es solo una copia de tu libertad.